-Mi amor, ¿Qué te parece si esta noche vamos a un telo?
-¿Para que Clarita? ¿No sabes que tengo que pagar cuentas y que no llegamos a fin de mes?
-¿Vos me hablas en serio?
-SI, ¿por?
-Por nada.
-…
-…
-¿te enojaste?
Clara negó con la cabeza mientras se levantó en dirección al baño. Entró sin prender la luz, buscaba una pincita de depilar en el botiquín. Álvaro la siguió.
-¿de verdad no te enojaste?... Dale Clarita….
Y ella seguía en la oscuridad en busca de la pincita.
-¿sabías que tenes un culo hermoso?... ¿Qué te parece si…??
Y Álvaro levantó las cejas en forma de súplica aunque Clara no lo vio. Apenas pudo sentir su reflejo en el espejo.
-No, Álvaro, así no…
-¿No querías innovar?¿porque no me entregas la…?- y le tocó la cola al tiempo que un beso de lengua le llegaba por el cuello. Clara se excitó.
Álvaro se bajó el pantalón, el boxer y quedó desnudo frente a su cola. Clara lo intuía por el espejo.
Y su pene aún erecto penetró su cola.
Y su cola era inmensa. Una flor abierta.
Y su pito era menudito. Un capullo cerrado.
Y Clara de golpe sintió todo.
El sexo erecto de Álvaro entre sus nalgas, la frente sobre el espejo, los testículos que le golpeaban sus piernas, el gemido que asomaba en su boca, el orgasmo que se venía.
Y allí pensó, luego de acabar. Que Álvaro no era agraciado pero al menos la sabía usar.